Siempre he pensado que... no, pensar no, siempre he sentido (porque la razón sola no puede procesar esto) que p.ej. en el colectivo cuando una chica debe bajar por la puerta de atrás y resulta que el fondo está lleno de hombres, si esha se siente intimidada, con todo lo que ello implica y remite, ocurre que también el hombre forma parte de este esquema cuándo se relaciona a la escena o fenómeno mediante un deleite específico que puede ejercerse desde el "piropo" hasta la mera mirada constante, en este caso miradas a coro, reforzando el efecto en manada.
Y ocurre entonces una especie de deleite, un placer que no tenemos por qué admitir...
...pero que se dispone en esta simbología de apabullarlas, porque el sentido de esta dominación ligada a la construcción de la heterosexualidad y que existe mediante su necesaria práctica es la excitación a través de lo que llamo: "la corrupción de la mujer".
¿Qué es la "corrupción de la mujer"? Es algo sádico.. Es un escenario que expresa una dominación en la que a la mujer se la humilla expresando/sintiendo así una superioridad que se nos antoja excitante y reviste una connotación sexual, pudiendo ser la práctica que lo sustenta algo de lo que se participa activamente o algo que presenciamos de algún modo suscitado incluso mentalmente, pero cómo sea, lo es al momento de la praxis, ha de efectuarse porque asemeja por analogía a la masturbación. Es algo que buscamos por el placer que proporciona mucho antes que por velar por la continuidad de un sistema al margen de que su puesta en práctica sea sustento y padrino de la estructura social que le incuba. Porque el individuo medio ni siquiera está pendiente del contexto patriarcal que le impele porque ni siquiera tiene que preocuparse de ello tal como quién invirtió la suma correcta en computadoras en el momento y lugar correcto, como diría el teniente Dan, "ya no tiene que preocuparse por dinero". Entonces al criarte en la abundancia de bienes no hay una noción realista del costo sino del placer que el consumo te provee, y entonces gastas, y consumes, y consumes, y así lo importante es la dosis y no el sistema, porque el sistema ni se cuestiona ¿Cómo podría ir a caer la droga?
La mujer se "corrompe" p.ej. en la pornografía mientras el macho es más potente, pues el regocijo en la fantasía de poder la hace estremecer con tu poder, que por supuesto ella secretamente desea, y un pene más grande la corrompe más. Así se la "destruye", se la "destroza", se la "parte al medio", se la "rompe". Es interseccional cuando un macho negro "la corrompe más", porque al negro se le considera inferior como una bestia pero a la mujer se la rebaja al nivel de "corromperse" con una bestia prohibida y de entre toda la fascinación y envidia y admiración de corte amor-odio del espectador por dicho hombre ajeno triunfa la corrupción de la mujer porque "mira cómo la están poseyendo. mira cómo la usan, hermosa p*ta, me das pena".
Se corrompe también la inocencia de la mujer que representa a una niña dónde todo reemplazo de la esencia real de una niña vienen a funcionar como una suerte de legalización o justificación del símbolo que se traduce a estándares aceptables que podrán quedar por dentro de los márgenes de la fantasía. Y así no se incurre en abuso, al menos no punible, pero se lo imita, y se corrompe la inocencia mientras la fantasía es la de abusar de una niña. Eso siempre nos ha encantado. Se corrompe a la mujer a falta de la potencia típica del macho viril en la escena de un hombre mayor penetrando a una adolescente porque allí no se trata sólo de la fantasía de identificación de un hombre entrado en años interactuando con chicas con las que por lo general no suelen interactuar, sino que el placer se admite en la corrupción que implica un vínculo socialmente mal visto y hasta desagradable quizá para ella, porque así a la joven mujer inocente se la humilla tal como en cualquier fantasía de bestialidad incluidas aquellas de las que participan toda clase de monstruos aterradores y desagradables. Todo suma cuando se trata de innovar en la humillación.
..y está humillación sádica y potente excita. Excita tal como excita el arremeter duramente contra una mujer y darle una bofetada para reír de sádico placer ante su sangre y lágrimas, eso es poder pero no cualquier poder. Cuándo la analogía ocurre en la calle y podemos formar parte de ella sin llegar a extremos punibles resulta excitante corromper humillando a una mujer al azar porque se presume que ésta representa a todas porque puede ser cualquiera, se puede corromper a una niña o una señora distinguida a la que no se imagina incurriendo en actividades cuestionables para cierta clase de moral. Por eso la mujer de un video pornográfico una vez ha agotada todas las posibilidades sexuales esperadas se descarta en pos de "carne fresca" pero la humillación callejera se recicla sobre el mismo esquema de "la mujer" y el ideario que internet populariza en eslóganes como "T_D_S P_T_S" prevalece.
¿Y qué puede haber más excitante y sacrílego que corromper el propio amor? Es como tener algo hermoso entre manos, algo tierno y dulce, algo delicado y bello, algo propio, único, algo valioso, y estrujarlo un poco sin llegar a romperlo para extraer exquisitas gotas de ambrosía. Por eso la idea de "posesión" señalada como tóxica no es el punto de dicha toxicidad sino el consentimiento, y quizás ni éste, porque la corrupción de la mujer puede ser consensuada hasta ciertos límites de los cuales una mujer puede también disfrutar por su cuenta en su propia lujuria semi tóxica sin necesidad de hacerlo en función de la profundidad de lo que ello implique en la psique del hombre, incluso si su propio novio/pareja/esposo la está pensando a ella como una "p*ta", una que puede amar, pero que está "usando". De lo contrario no estaríamos más que condenando las actividades sexuales de los vínculos amorosos abiertos tales como el intercambio de parejas, el sexo con personas extrañas, la idea de "prestar" a la pareja a un amigo (esto es corrupción de la mujer simple y básica) con consentimiento y presencia de todas las partes implicadas y hasta de todos aquellos vínculos en los que incurra la compersión. Ciertamente, incluso la compersión.
Todo depende de la idea fruto de la excitación en el hombre en la cual se corrompa a la mujer. Puede ocurrir incluso en la práctica monogámica simple cuando ante una determinada postura pasiva de la mujer, ésta se "entrega" de un modo más sumiso o incondicional, y el hombre exclama o piensa una felicitación que incita a exacerbar un comportamiento identificado precisamente como de "p*ta", pues el hombre en su construcción de la sexualidad ha dispuesto algo simple y contradictorio, el hombre occidental "quiere la p*ta pero no quiere la puta". Reprime pero luego se queja de tener que "adivinar". Quiere pero no quiere. Irónicamente luego llamará histérica a la mujer..
La mujer se "corrompe" p.ej. en la pornografía mientras el macho es más potente, pues el regocijo en la fantasía de poder la hace estremecer con tu poder, que por supuesto ella secretamente desea, y un pene más grande la corrompe más. Así se la "destruye", se la "destroza", se la "parte al medio", se la "rompe". Es interseccional cuando un macho negro "la corrompe más", porque al negro se le considera inferior como una bestia pero a la mujer se la rebaja al nivel de "corromperse" con una bestia prohibida y de entre toda la fascinación y envidia y admiración de corte amor-odio del espectador por dicho hombre ajeno triunfa la corrupción de la mujer porque "mira cómo la están poseyendo. mira cómo la usan, hermosa p*ta, me das pena".
Se corrompe también la inocencia de la mujer que representa a una niña dónde todo reemplazo de la esencia real de una niña vienen a funcionar como una suerte de legalización o justificación del símbolo que se traduce a estándares aceptables que podrán quedar por dentro de los márgenes de la fantasía. Y así no se incurre en abuso, al menos no punible, pero se lo imita, y se corrompe la inocencia mientras la fantasía es la de abusar de una niña. Eso siempre nos ha encantado. Se corrompe a la mujer a falta de la potencia típica del macho viril en la escena de un hombre mayor penetrando a una adolescente porque allí no se trata sólo de la fantasía de identificación de un hombre entrado en años interactuando con chicas con las que por lo general no suelen interactuar, sino que el placer se admite en la corrupción que implica un vínculo socialmente mal visto y hasta desagradable quizá para ella, porque así a la joven mujer inocente se la humilla tal como en cualquier fantasía de bestialidad incluidas aquellas de las que participan toda clase de monstruos aterradores y desagradables. Todo suma cuando se trata de innovar en la humillación.
..y está humillación sádica y potente excita. Excita tal como excita el arremeter duramente contra una mujer y darle una bofetada para reír de sádico placer ante su sangre y lágrimas, eso es poder pero no cualquier poder. Cuándo la analogía ocurre en la calle y podemos formar parte de ella sin llegar a extremos punibles resulta excitante corromper humillando a una mujer al azar porque se presume que ésta representa a todas porque puede ser cualquiera, se puede corromper a una niña o una señora distinguida a la que no se imagina incurriendo en actividades cuestionables para cierta clase de moral. Por eso la mujer de un video pornográfico una vez ha agotada todas las posibilidades sexuales esperadas se descarta en pos de "carne fresca" pero la humillación callejera se recicla sobre el mismo esquema de "la mujer" y el ideario que internet populariza en eslóganes como "T_D_S P_T_S" prevalece.
¿Y qué puede haber más excitante y sacrílego que corromper el propio amor? Es como tener algo hermoso entre manos, algo tierno y dulce, algo delicado y bello, algo propio, único, algo valioso, y estrujarlo un poco sin llegar a romperlo para extraer exquisitas gotas de ambrosía. Por eso la idea de "posesión" señalada como tóxica no es el punto de dicha toxicidad sino el consentimiento, y quizás ni éste, porque la corrupción de la mujer puede ser consensuada hasta ciertos límites de los cuales una mujer puede también disfrutar por su cuenta en su propia lujuria semi tóxica sin necesidad de hacerlo en función de la profundidad de lo que ello implique en la psique del hombre, incluso si su propio novio/pareja/esposo la está pensando a ella como una "p*ta", una que puede amar, pero que está "usando". De lo contrario no estaríamos más que condenando las actividades sexuales de los vínculos amorosos abiertos tales como el intercambio de parejas, el sexo con personas extrañas, la idea de "prestar" a la pareja a un amigo (esto es corrupción de la mujer simple y básica) con consentimiento y presencia de todas las partes implicadas y hasta de todos aquellos vínculos en los que incurra la compersión. Ciertamente, incluso la compersión.
Todo depende de la idea fruto de la excitación en el hombre en la cual se corrompa a la mujer. Puede ocurrir incluso en la práctica monogámica simple cuando ante una determinada postura pasiva de la mujer, ésta se "entrega" de un modo más sumiso o incondicional, y el hombre exclama o piensa una felicitación que incita a exacerbar un comportamiento identificado precisamente como de "p*ta", pues el hombre en su construcción de la sexualidad ha dispuesto algo simple y contradictorio, el hombre occidental "quiere la p*ta pero no quiere la puta". Reprime pero luego se queja de tener que "adivinar". Quiere pero no quiere. Irónicamente luego llamará histérica a la mujer..
..y también se presenta este esquema de corrupción de la mujer cosificada cuando un hombre piensa como compartiendo logros para sí mismo al mirar su propios músculos, o al compartir con sus amigos para acreditar frente a la manada: "pero mirá LO que me estoy cogiendo". Se trata de un acto onanista de exhibición del trofeo y de cómo él lo está corrompiendo, tal como llevar a una mujer con correa por la calle y subir de estatus.
Así está construida la heterosexualidad masculina, una violencia le es inherente en un concepto de excitación corrompedora ineludible. Y resulta injusto aunque propio del desajuste natural del desbalance social el que una mujer deba indagar por lo general muchos volúmenes de texto y vivencias para advertir o empezar a advertir todo esto mientras que el hombre lo mama y desarrolla intuitivamente prácticamente desde el pecho de su madre. Porque nosotros lo sabemos, simplemente tenemos que admitirlo para empezar a explorarlo concienzudamente.
..Pero que no quepan dudas. lo sabemos...
Hasta cuando a la pareja estable en relación amorosa y monógama y todo eso, aplicamos un poco de brusquedad para "romperla" un poco sin importar que nos llamen brutos, lo sabemos, porque hacerlo y corromper es placentero. Y la razón sola no procesa todo esto, sino primero el mundo sensible.
Y así, cuando una mujer baja por atrás en el escenario cotidiano del transporte público y resulta rodeada de hombres, dicho esquema se traslada a otro que por analogía funciona igual y en el que al macho promedio no le preocupa la salud de un contexto social jamás puesto en duda ni en el que se pierde fe alguna, sino en primera y básica instancia la simpleza de disfrutar del violentarlas porque corromper a la mujer es la droga del machismo patriarcal.
Así está construida la heterosexualidad masculina, una violencia le es inherente en un concepto de excitación corrompedora ineludible. Y resulta injusto aunque propio del desajuste natural del desbalance social el que una mujer deba indagar por lo general muchos volúmenes de texto y vivencias para advertir o empezar a advertir todo esto mientras que el hombre lo mama y desarrolla intuitivamente prácticamente desde el pecho de su madre. Porque nosotros lo sabemos, simplemente tenemos que admitirlo para empezar a explorarlo concienzudamente.
..Pero que no quepan dudas. lo sabemos...
Hasta cuando a la pareja estable en relación amorosa y monógama y todo eso, aplicamos un poco de brusquedad para "romperla" un poco sin importar que nos llamen brutos, lo sabemos, porque hacerlo y corromper es placentero. Y la razón sola no procesa todo esto, sino primero el mundo sensible.
Y así, cuando una mujer baja por atrás en el escenario cotidiano del transporte público y resulta rodeada de hombres, dicho esquema se traslada a otro que por analogía funciona igual y en el que al macho promedio no le preocupa la salud de un contexto social jamás puesto en duda ni en el que se pierde fe alguna, sino en primera y básica instancia la simpleza de disfrutar del violentarlas porque corromper a la mujer es la droga del machismo patriarcal.
Comentarios
Publicar un comentario